Todo pasa y todo llega. Y al revés también.
Durante dos semanas enteras traté de tener un recordatorio mental que me decía: "dale Flor, este acontecimiento es importante estaría bueno que escribas algo sobre eso" no sé si era porque todavía me quedaba una materia por rendir, o debajo de esa excusa el gran dilema era que no estaba psicológicamente preparada para escribir sobre esto.
Hoy oficialmente terminé el colegio y una serie de sentimientos mezclados vinieron a flote. "Ya tenés el titulo en trámite, tomá este papel para la facu". Primero fue la emoción porque al fin me saqué esa materia de encima que me preocupó durante todo el año, después surgió la negación: " Te juro que el año pasado estaba entrando en primer año", y después la impotencia: "¿Como me atreví a decir durante todos estos años que quería terminar el colegio?!!!
De tan sólo hacer un repaso cronológico de lo que fueron estos años se me pone la piel de gallina, hasta cuando pienso en la agotable e infumable rutina. Pensar que por lo menos unos meses el despertador no va a sonar más a las 7 de la mañana.... bah en realidad va a sonar pero no va a hacer con el objetivo de despertarme, caminar hasta el colegio dormida con los auriculares, subir más dormida aún las escaleras que me vieron subir 5 años para llegar al curso y encontrarme con 29 personas mas dormidas que yo. Esas 29 personas que supieron ganarse un lugar en mí, esas 29 personas que complementan el curso, esas personas que están en la misma que yo cuando no se fuman una clase de matemática, o cuando somos cómplices para hacernos los dormidos en el patio del colegio para no ir a clase y tratar de engañar al preceptor.
Creo que es de suma importancia tener que mencionar las inevitables y estresantes votaciones que empezás a hacer a fines de cuarto y durante toooodo el año de quinto. De verdad, creanme que eso se extraña. Pero no extraño la acción de votar, extraño el sentimiento de unión y hasta de desunión que nos traía elegir "Bariloche vs Porto", extraño hasta las peleas que no eran más que una forma de demostrarnos que teníamos nuestras diferencias pero que teníamos la fortaleza necesaria para poder superarlas.
Releo el último párrafo y me doy cuenta que muchas cosas que escribí me hacen acordar a algo: "unión", "desunión" por momentos, "peleas", "roles", "fortaleza", es que sí ojalá que no sea producto de mi cursilería pero la vida como recompensa de no poder elegir algunas cosas, te da la oportunidad de que elijas otras, y yo creo que la oportunidad que tuve yo, fue poder elegir una familia que formo con 29 personas más.
Nunca fui consciente de que algo tan odiado y detestado como el colegio me pudiera dar tanta satisfacción.
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