Rebuscada tu respuesta, tanto como tu cabeza.
Estelas de su perfume
preferido parecían dibujar, llenar y atormentar un ambiente un poco eufórico,
alegre, nervioso que contenía a su vez un poco de tensión. Mientras ella
iba una y otra vez a su tocador y se fijaba que todo esté en su lugar y
peinaba cada onda de su pelo entre castaño y rubio oscuro, su cabeza estaba
llena de suposiciones e idealizaciones que siempre había proyectado y soñaba
que en breve se concretaran.
Con tal sólo saber que lo vería en una cuestión de instantes, minutos y hasta incluso segundos, sentía que en todo su cuerpo se despertaba una sensación, o un sentimiento latente que cada día que pasaba, crecía de tamaño e intensidad. Su personalidad impulsiva, ansiosa y algo impaciente hicieron que su cabeza se transforme en una pizarra llena de anotaciones y diálogos que quería que se lleven a cabo cuando lo vea a ÉL. El único que logró despertar sus sentimientos escondidos, y cubiertos de polvo que frecuentemente eran camuflados por la frialdad, y por la indiferencia. Tenía ese "no se qué" que por ahí nunca le gustó pero que en él si eran bien vistos hasta incluso le causaba ese "que se yo".
No sabía su nombre, ni quién era, ni nada, ella era un misterio. Pero lo que sí sabía yo, y todas las personas que fueron testigos de como corría a su encuentro con él, era la ilusión, el entusiasmo, y la alegría demostrada en una sonrisa, que ella poseía. Tenía esas sonrisas que solo significan pureza, bienestar, felicidad y nada más.
Pero al estar tan inmersa en su "felices para siempre", por un momento, yo diría un largo momento, se olvidó que él no había seguido el libreto. Y cuando digo el libreto me refiero a esos diálogos, idealizaciones y suposiciones que ella durante tiempo había confeccionado tan cuidadosamente como una obra maestra, para que nada se salga de sus manos, para que nada se le escape y todo encaje perfectamente hasta cada mínimo detalle.
Y también se olvidó que el amor o por lo menos la imagen "cliché" ligada a esa palabra de 4 letras bastante repetitiva, sobre estimada y quizá no muy bien utilizada, era de a dos. Dos personas que entreguen y den una parte de sí al otro, y ese amor no solo se demostraba con abrazos cálidos y besos pasionales, sino que se demostraba con esas acciones que por más chicas que parezcan, hacían que dos personas sean una, sin que tengan que preguntarse un por qué ni una causa de ello.
Cosa que a ella no le pasaba, ya que repetidas veces se preguntaba ¿Y si no funciona? ¿Y si sí? ¿Y si estoy perdiendo tiempo? ¿Y sino? Y acá salía a relucir la otra cara del "amor" que aunque ella no lo sabía, o no quería saber, se trataba de la histeria que sólo significa desencuentro y desequilibrio.
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