Ya (no) fue.
Fue el martes. Tengo todo tan real en en mi cabeza que asusta. Y no porque tenga buena memoria, sino que simplemente me acuerdo de las cosas importantes y destacables con más claridad. Y si, esto es importante, bueno para mí.
El martes fue uno de esos días que estuve sola en mi casa, por ahí leyendo un libro, por ahí viendo una película, lo típico. Pero no solo eso, el martes me sumergí en mi misma, como si me hubiese sumergido adentro mío, mas precisamente me sumergí adentro de mi cabeza. Me ví a mi misma en un montón de situaciones, en diferentes aspectos. Pero también me vi a mi misma en momentos que nunca me pude ver, que nunca hubiese podido afirmar que la que pensaba eso era yo. Como una discusión, un debate y una contradicción.
Seguí sumergida durante un tiempo, quizás pasaron segundos, minutos, horas y no me daba cuenta. Pero el mundo se paró especialmente cuando me cayó la ficha de algo, de algo trillado, de algo raro no sé ni como escribirlo. Me di cuenta que había una guerra entre mi yo normal que estaba metido en mi yo interior. Cuando mi yo normal decía sí, mi yo interior decía no, cuando mi yo normal decía no me gusta, mi yo interior decía me gusta, cuando mi yo normal decía ya fue, mi yo interior decía no fue.
Quizá mi yo interior tenga razón, ¿o no?
El martes fue uno de esos días que estuve sola en mi casa, por ahí leyendo un libro, por ahí viendo una película, lo típico. Pero no solo eso, el martes me sumergí en mi misma, como si me hubiese sumergido adentro mío, mas precisamente me sumergí adentro de mi cabeza. Me ví a mi misma en un montón de situaciones, en diferentes aspectos. Pero también me vi a mi misma en momentos que nunca me pude ver, que nunca hubiese podido afirmar que la que pensaba eso era yo. Como una discusión, un debate y una contradicción.
Seguí sumergida durante un tiempo, quizás pasaron segundos, minutos, horas y no me daba cuenta. Pero el mundo se paró especialmente cuando me cayó la ficha de algo, de algo trillado, de algo raro no sé ni como escribirlo. Me di cuenta que había una guerra entre mi yo normal que estaba metido en mi yo interior. Cuando mi yo normal decía sí, mi yo interior decía no, cuando mi yo normal decía no me gusta, mi yo interior decía me gusta, cuando mi yo normal decía ya fue, mi yo interior decía no fue.
Quizá mi yo interior tenga razón, ¿o no?
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