Versus.

Estaba en ese momento de mi vida en el cuál la causa de las cosas se desvanecía lentamente, como si todo lo que hiciera no tuviese un sentido o por lo menos una explicación lógica de mi parte. Hacía lo que quería hacer sabiendo que no iba a tener un desenlace, o directamente no lo hacía porque ya descartaba esa mera posibilidad. Sentía como las posibles soluciones se iban deshaciéndose con el tiempo, con las causas, con las causalidades. Ya era una cuestión de arriesgarme a un todo o a un nada.

Pero en ese mismo momento en el que estaba luchando conmigo misma para discernir entre que camino seguir me dí cuenta que la nada misma puede ser un todo, y ese todo,  relleno de palabras, de acciones, de realidades, puede significar nada. 

Creo que ahora ya sé cuál elegir.

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