Frenesíes estacionales.

18 de Mayo. Otoño. Días fríos, opacos. Días con bufanda y con muchas camperas. Días que solo incentivan a quedarme refugiada en mi casa, protegida, con todo al alcance de mi mano. Quizás leyendo. Quizás solo pensando. Quizás mirando como las gotas hacen carrera en la ventana si es un día lluvioso. Pero a veces también con ganas de salir, de pasar un poco de frío, de tener ganas de abrigarme y salir a la calle. De caminar y que la lluvia me roce y me moje la punta de la nariz. También con ganas de que la monotonía de colores se vaya, y aparezca la primavera y si es posible también el verano. 
Pero ahora que pienso estaría bueno el equilibrio de ambos, días de mucho frío, días rutinarios y predecibles, días "seguros" y "cómodos" pero también días multicolores, calurosos, frescos, días para tomar un poco de viento sentada en el balcón, días donde el sol inunde de luz mi cuarto. 

Días en los que estoy satisfecha con todo lo que tengo, días de cotidianeidad, días predecibles sin ningún tipo de cambio, días pacíficos. Pero también necesito eso, adrenalina, cosas nuevas, desafíos, hiperactividad, mostrar y llenar mi espíritu de cosas pequeñas pero que me llenan de vida como saltar, andar en bicicleta con la brisa en mi cara, tener mis propios deslices, y mis propios aprendizajes. Quisiera tener mi propio equilibrio.

El invierno y la primavera. Juntos. En mi vida.

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