Convoy

Me prometí  mí misma que en algún momento te iba a dar esta carta, que está siendo escrita sin  ningún tipo de intención, supongo que es para desahogarme y porque, si tengo que ser sincera, se me hace muy fácil escribir sobre vos y sobre todos aquellos recuerdos que todavía, después de varios meses, me siguen invadiendo. Siempre se te hizo muy fácil hacerte querer aunque ni vos mismo te des cuenta de eso.

Una vez escuché que hay personas que entran a tu vida sólo para enseñarte algo. Me alegra poder considerarte ese tipo de persona. Me enseñaste a entender que cada uno quiere como es, como le sale. Me enseñaste que no se quiere ni bien ni mal, que me querías con todo lo que eras aunque a veces me animaba a desconfiar de vos. Hasta te confieso que todos aquellos defectos que yo consideraba como tales no eran más que mi envidia por tu espontaneidad, y tu libertad que siempre tanto te identificó.
Me enseñaste que los impulsos no son más que acciones de las que, probablemente uno se arrepienta. Dejame decirte que esto no es para darme como arrepentida sino para que sepas (aunque no te importe) cuanto me pudo ayudar. Los impulsos siempre fueron mis aliados y siempre los sentí muy míos. Siempre, cuando le hago caso a mis impulsos, una ola de orgullo me sacude. Me sacude para que me dé cuenta que soy capaz de hacer esas cosas que quizá nunca pensé que iba a poder hacer.¿Qué decir del orgullo no? El que nos hizo perder y el que nos pudo guiar a ese lugar en el que no queríamos terminar.

Ah, y ahora te pido un favor: nunca dejes de reír, ni por la causa más grande ni por la causa más boluda como: “no me gusta mi risa” o porque te digan “te reís re deforme”. El que diga eso claramente está equivocado. Escuchar tu risa para mí pudo ser más lindo que escuchar esa canción que tanto amo, y ni te digo lo que significó verte reír y más si yo era la causa de tu risa. Quizá me pone un poco mal ya no ser testigo de eso pero me alegra saber que vas a hacerte querer y vas a ganarte un lugar en vidas ajenas con tu risa.
Ahora sí, ya está. Creo que dije todo lo que te quería decir. De verdad, no espero una respuesta, ni espero que esto te haga cambiar de opinión o que pienses de forma diferente. Fue un impulso, pero uno bueno esta vez, creo.

    Que estés bien, siempre.



                                                                                   Florencia

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