Te ví
Lo vió. La vió. Se vieron. Ahí estaba él, aproximandose a ella desde lejos, haciendo paso entre la gente que invadía ese lugar, esquivando empujones, insultos. Cada vez se acercaba más, como si lo hubiese llamado con la mente, como si se conocieran hace mucho tiempo, quizás ella lo estaba esperando o quizás simplemente apareció o quizás las dos cosas al mismo tiempo. Se decía que las personas que estaban presentes reaccionaban de distinta manera: algunos indiferentemente siguieron caminando sin prestarle atención a lo que acababa de pasar tan importante para ella y para él, algunos miraban atentamente sorprendidos y con un poco de envidia y celos en su mirada, algunos quejándose exclamaban: "Corransé de acá que la vereda es para caminar, con el amor a otro lado."
Nadie sabe y nunca sabrá que pasó con ellos, por ahí fue algo de un segundo y cada uno siguió su rumbo, por ahí intercambiaron charlas, risas, llantos, alegrías y están felizmente juntos, por ahí ella le cuenta los problemas con el flaco que le encanta, o por ahí cuando estaban a un centímetro de diferencia pasaron de largo.
Es así. Y va a ser así siempre. Relacionar siempre a dos personas del sexo opuesto a la palabra amor, o relacionar "amor" automáticamente al cliché de "felices para siempre". Mirame a mí: Te ví. Me viste. Pero no nos vimos.
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