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Te quiero linda, libre y loca

Soy mujer. Sí, mujer con ovarios y tetas. No, no pude elegirlo pero te aseguro que lo elegiría más de una vez, aunque tenga que escuchar las barbaridades que le harían a MI cuerpo (sí, mío y de nadie más) aunque tenga que caminar cuadras de más pero no ir por lugares inhóspitos aunque sean las 5 de la tarde y esté volviendo del trabajo. Aunque me digan que provoco y me busco una violación sólo por usar un short, sí pretenden que uses una túnica cuando hace 30 grados porque sino te la buscás vos. Aunque tenga un menor sueldo por igual tarea que un hombre, porque nací así siendo mujer porque nací siendo débil. Aunque tenga que escuchar que otras mujeres, sí con ovarios y tetas me llamen "puta" "zorra" por tener una vida sexual activa. Porque, las "mujeres" no pueden disfrutar de su sexualidad, sólo lo hacen para abastecer al hombre porque claro, ellos sí fueron hechos para eso para estar con mil minas a la vez. Aunque desde tiempos remotos se siga manteniend...

Wonderful

Nunca me sentí tan bien. Me subí. Hacía mucho que no iba a una calesita. Los caballos a medio despintar, la música infantil vieja que nunca actualizaban. Me gustaba. Empezó a girar. Cerré los ojos. Nunca me sentí tan bien. Perdí la noción del tiempo, del espacio. Mi cerebro giraba, mi alma giraba, todo giraba. La sortija, la verdad, no me interesaba. Tenía náuseas, pero también ganas de marearme hasta estar tirada. La música siguió sonando hasta que empezó a cesar. La calesita seguía dando vueltas a medio completar. Me bajé. No veía. Me sentía mal. Muy mal. Yo quería estar ahí arriba, mareada, con los ojos cerrados. Eso de pisar el suelo y hacer una caminata lineal, nunca lo sentí tan mío. Vos, yo. Mambo. Sí. No. Tal vez. Ruido, mareo. Una vuelta. Bah. Una más. Qué linda calesita la nuestra. Nunca me sentí tan bien girando con vos.

m/v

Lo percibí un día de febrero, como así el febrero del año anterior y el anterior del anterior. No sabía por qué siempre sucedía en el segundo mes del año pero sí sabía lo que me pasaba. El clima de estos últimos días parecía estar en sintonía con el estado que transitaba. Me pesaba el alma y mi mente estaba densa arrastrando un séquito de mambos que me hacían tocar fondo. Cuando regresaba a la superficie había sol pero ese sol molesto que te quema ni bien te ve.  Era el mes constante de la densidad y de la levedad que a veces caía por su propio peso. Un peso insoportable. Me pesaba el alma porque eras un recuerdo lleno de ausencias que no era más que la nostalgia de seguir llevándote en ese rincón donde todo era vos y yo.

Convoy

Me prometí  mí misma que en algún momento te iba a dar esta carta, que está siendo escrita sin  ningún tipo de intención, supongo que es para desahogarme y porque, si tengo que ser sincera, se me hace muy fácil escribir sobre vos y sobre todos aquellos recuerdos que todavía, después de varios meses, me siguen invadiendo. Siempre se te hizo muy fácil hacerte querer aunque ni vos mismo te des cuenta de eso. Una vez escuché que hay personas que entran a tu vida sólo para enseñarte algo. Me alegra poder considerarte ese tipo de persona. Me enseñaste a entender que cada uno quiere como es, como le sale. Me enseñaste que no se quiere ni bien ni mal, que me querías con todo lo que eras aunque a veces me animaba a desconfiar de vos. Hasta te confieso que todos aquellos defectos que yo consideraba como tales no eran más que mi envidia por tu espontaneidad, y tu libertad que siempre tanto te identificó. Me enseñaste que los impulsos no son más que acciones de las que, probablemen...

Cromo

Tengo frío. No, no es ese frío que se anuncia y se hace sentir tres meses cada año, ni que se va poniéndote un sweater o una campera súper abrigada, ni ese que te eriza la piel. Este frío llega solo aunque no lo estés esperando y es inmune a los abrigos. Logra traspasar la piel y enfriarla. Y, como es tan egoísta, quiere enfriarte el alma, el cuerpo en su totalidad, la mente, la capacidad de sentir. Siempre relacioné el frío con quietud, neutralidad y con esa gama de colores magenta que tanto me gustan pero que pocas veces logran transmitirme algo. El frío es un halo de oscuridad, de sombra, de encierro que me deja paralizada. ¿O acaso tenés ganas de moverte cuando la temperatura cae? Cuando me preguntan cuál es la estación que más me gusta contesto "invierno" sin dudarlo porque la idea de salir como un oso de peluche me divierte. Pero este invierno que habita en mí me inmoviliza, me genera ese vacío lleno de muchos "algos" y baches helados pero que no pueden des...

Merlín

Cuando me dispongo a empezar a escribir esta entrada, y a tipear rápidamente, unas patitas saltarinas se hacen dueñas del teclado como si él supiera que va a ser el protagonista de este relato. Con casi 4 meses, consiguió que lo quieran toda su vida, y ni hablar que apenas comparto con él solo un escaso mes. Es más, algunas veces me gustaría que sea consciente de lo que es capaz de despertar con tan sólo acurrucarse a mi lado  y con un maullido. Siempre sostuve que su pelaje era la mejor forma de describirlo, Merlín es el Ying y el Yang, su pelaje blanco es la quietud que se apiada de él mientras duerme  y que me transmite a mí cuando lo observo en ese estado de incosciencia, cuando apoya sus patitas en mi cara y ni hablar cuando me observa con esos ojos del color del sol. El manto negro que lo recubre es su lado bullicioso, su hiperactividad, cuando me despierta a las 7 de la mañana para ganarse mi atención, hasta sus rasguños que ya son parte de mi piel y llevo con ...

Con la casa en orden

Su boca supo pronunciar y articular más de una vez un “te quiero” que siempre mutaba a un “te amo” acompañados de besos.  Sus brazos supieron abrazar, acariciar y contener. Sus palabras según él, siempre estaban en el tiempo y momento indicado, con la persona indicada. Quizá era por su condición de enamoradizo,  por su capacidad de despertar en el otro lo que él quería sentir y así sentirse satisfecho. Sí, así de egoísta, o también su estado de soledad lo arrastraba a eso. Nunca se permitió dudar de sus sentimientos aunque a veces se le complicaba tratar de descifrarlos, se preocupaba para que sean inalterables, para demostrar que él no era una víctima más del desencuentro ni de la histeria que más de una vez supieron apiadarse de las almas que solo aspiraban a querer y a dar amor. Se creía enamorado de aquellas señoritas que solía atraer, bañadas en vanidad que solo aspiraban a un poco de atención y exposición. Pero él  sólo estaba enamorado de enamorar.