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Aujourd'hui plus que jamais

Escribí en el borde del cuaderno de derecho administrativo "Te quiero" pero así como lo escribí pasé la birome azul con fuerza para volverlo ilegible; tanta intensidad puse en esa acción que hasta pensé que también había borroneado esas dos palabras de mi cabeza; o también por sentir culpa de estar escribiendo en el apunte del parcial del Lunes. Dejá. Eso me da igual. Como sino hubiese escrito lo anterior, insisto ahora, en este instante. Redondeo con la birome cada una de las letras que forman "te quiero" me detengo. Ahora sí, me detuve. Insisto para ver si en el preciso momento de escribir esos tres vocablos, el resto de mi pensamiento deja de ser una nube de palabras sueltas y por lo menos perdura en un párrafo. Te quiero. Nos quiero. Me quiero. Sí, en ese orden. Te quiero, y cuando pronuncio mentalmente esas palabras no quiero que suenen ni posesivas ni egoístas. Siempre me intimidó  el decirlo porque vos sos libre, sos muy "hacés lo que se te canta",...

Te llevo para que me lleves.

Siempre me gustó estar arreglada, el ritual de abrir el placard y hacer tintinear las perchas para escuchar el sonido de su contacto, sacar la prenda y dejarla en la cama aunque falten horas para el momento de usarla. Sacar el cofre de maquillaje era incluso mejor. Abrirlo y sentir el olor a base sin usar hace tiempo. Me gustaba ver como con el uso de esos elementos me preparaba para algo grande, para algo que iba a valer la pena. Por eso realmente disfruto ese plomo de mujer, me hacía sentir que podía disfrutar la ocasión incluso antes de que empiece y sentir que duraba más y se extendía en el tiempo. Todo esto terminaba con unos pfs pfs de perfume en el cuello. El perfume que más te gustaba o gusta, bah no sé si el pasado es porque el gusto de un aroma no cambia, o quizás en realidad me refiero a lo que ese aroma te hace sentir o acordarte o viajar solo cuando depositas la nariz en él . Toda esta ceremonia, sabía, no tenía sentido. ¿Para qué? ¿Para qué elegir cuidadosamente la r...

Te quiero linda, libre y loca

Soy mujer. Sí, mujer con ovarios y tetas. No, no pude elegirlo pero te aseguro que lo elegiría más de una vez, aunque tenga que escuchar las barbaridades que le harían a MI cuerpo (sí, mío y de nadie más) aunque tenga que caminar cuadras de más pero no ir por lugares inhóspitos aunque sean las 5 de la tarde y esté volviendo del trabajo. Aunque me digan que provoco y me busco una violación sólo por usar un short, sí pretenden que uses una túnica cuando hace 30 grados porque sino te la buscás vos. Aunque tenga un menor sueldo por igual tarea que un hombre, porque nací así siendo mujer porque nací siendo débil. Aunque tenga que escuchar que otras mujeres, sí con ovarios y tetas me llamen "puta" "zorra" por tener una vida sexual activa. Porque, las "mujeres" no pueden disfrutar de su sexualidad, sólo lo hacen para abastecer al hombre porque claro, ellos sí fueron hechos para eso para estar con mil minas a la vez. Aunque desde tiempos remotos se siga manteniend...

Wonderful

Nunca me sentí tan bien. Me subí. Hacía mucho que no iba a una calesita. Los caballos a medio despintar, la música infantil vieja que nunca actualizaban. Me gustaba. Empezó a girar. Cerré los ojos. Nunca me sentí tan bien. Perdí la noción del tiempo, del espacio. Mi cerebro giraba, mi alma giraba, todo giraba. La sortija, la verdad, no me interesaba. Tenía náuseas, pero también ganas de marearme hasta estar tirada. La música siguió sonando hasta que empezó a cesar. La calesita seguía dando vueltas a medio completar. Me bajé. No veía. Me sentía mal. Muy mal. Yo quería estar ahí arriba, mareada, con los ojos cerrados. Eso de pisar el suelo y hacer una caminata lineal, nunca lo sentí tan mío. Vos, yo. Mambo. Sí. No. Tal vez. Ruido, mareo. Una vuelta. Bah. Una más. Qué linda calesita la nuestra. Nunca me sentí tan bien girando con vos.

m/v

Lo percibí un día de febrero, como así el febrero del año anterior y el anterior del anterior. No sabía por qué siempre sucedía en el segundo mes del año pero sí sabía lo que me pasaba. El clima de estos últimos días parecía estar en sintonía con el estado que transitaba. Me pesaba el alma y mi mente estaba densa arrastrando un séquito de mambos que me hacían tocar fondo. Cuando regresaba a la superficie había sol pero ese sol molesto que te quema ni bien te ve.  Era el mes constante de la densidad y de la levedad que a veces caía por su propio peso. Un peso insoportable. Me pesaba el alma porque eras un recuerdo lleno de ausencias que no era más que la nostalgia de seguir llevándote en ese rincón donde todo era vos y yo.

Convoy

Me prometí  mí misma que en algún momento te iba a dar esta carta, que está siendo escrita sin  ningún tipo de intención, supongo que es para desahogarme y porque, si tengo que ser sincera, se me hace muy fácil escribir sobre vos y sobre todos aquellos recuerdos que todavía, después de varios meses, me siguen invadiendo. Siempre se te hizo muy fácil hacerte querer aunque ni vos mismo te des cuenta de eso. Una vez escuché que hay personas que entran a tu vida sólo para enseñarte algo. Me alegra poder considerarte ese tipo de persona. Me enseñaste a entender que cada uno quiere como es, como le sale. Me enseñaste que no se quiere ni bien ni mal, que me querías con todo lo que eras aunque a veces me animaba a desconfiar de vos. Hasta te confieso que todos aquellos defectos que yo consideraba como tales no eran más que mi envidia por tu espontaneidad, y tu libertad que siempre tanto te identificó. Me enseñaste que los impulsos no son más que acciones de las que, probablemen...

Cromo

Tengo frío. No, no es ese frío que se anuncia y se hace sentir tres meses cada año, ni que se va poniéndote un sweater o una campera súper abrigada, ni ese que te eriza la piel. Este frío llega solo aunque no lo estés esperando y es inmune a los abrigos. Logra traspasar la piel y enfriarla. Y, como es tan egoísta, quiere enfriarte el alma, el cuerpo en su totalidad, la mente, la capacidad de sentir. Siempre relacioné el frío con quietud, neutralidad y con esa gama de colores magenta que tanto me gustan pero que pocas veces logran transmitirme algo. El frío es un halo de oscuridad, de sombra, de encierro que me deja paralizada. ¿O acaso tenés ganas de moverte cuando la temperatura cae? Cuando me preguntan cuál es la estación que más me gusta contesto "invierno" sin dudarlo porque la idea de salir como un oso de peluche me divierte. Pero este invierno que habita en mí me inmoviliza, me genera ese vacío lleno de muchos "algos" y baches helados pero que no pueden des...