Espejo

Me perdí en ese intento de descubrir por qué se demuestra odio y rechazo en eso que se ama. Por qué dos sentimientos tan abismales y analógicos iban a compartir un mismo principio, un mismo objeto. Por algo natural se los ubica distantes uno del otro, como opuestos, como independientes, como paralelos.

El amor es más allá de un beso, de una caricia, de un abrazo, de estar cuerpo con cuerpo, es más allá de un corazón rojo dibujado en el extremo de la hoja, de un “te amo” lleno de clichés. Esas son las imágenes del amor bajadas a lo terrenal, a lo que se quiere experimentar de él. Porque es así, uno escucha amor y una nube de enamoramiento sea a lo que sea, se hace sentir en el cuerpo. Mientras el amor en sí, el amor abstracto viaja por el tiempo para ser conocido por lo que realmente es, para que se conozca que el amor rojo o rosa a veces tiene un negro en su interior.

El amor puede ser odio, y el odio puede ser amor. Nada los separa ni los diferencia, sólo el delgado sentimiento que cada uno despierta.
Amar sin límites, amar con pasión, con todo lo que uno es con toda la totalidad que eso significa sin dejar de lado nada, trae miedo, desconfianza, miedo al rechazo, miedo a que ese amor no llegue de la misma forma al otro lado. Entonces el odio sale al acecho para camuflar, para esconder, para no sentirse culpable de entregar tanto de uno, para convencerse que la fuerza del alma no es tan fuerte para el otro. El odio es el aliado del dolor que necesita de ese grito de furia y de esa venganza para manifestarse, que solo puede ser tapado con ese amor que no se deja escapar, que no se deja demostrar. Irónico que ambos vivan del otro. Sin uno, el otro no existe. Lo mismo ese odio intenso, sinónimo de ese resentimiento tapado y encerrado que no es más que un amor camuflado para no sentirse vulnerable, para no recordar esa sensación intensa y merecedora que sintió alguna vez pero que lo hizo tan miserable. El amor no es más que ese odio pero lleno de querer sentir, de querer salir y llenar la vida del otro. Mientras que el odio no es más que ese amor lleno de venganza y sufrimiento que tiene miedo de amar y sentirse valorado.


Llegué a la conclusión y por fin descubrí que eras un amor lleno de odio solo producto de ese mismo amor tan frágil, tan pequeño que no quería ser entregado por el miedo y por la destrucción que me costaba quererte tanto. 

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