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m/v

Lo percibí un día de febrero, como así el febrero del año anterior y el anterior del anterior. No sabía por qué siempre sucedía en el segundo mes del año pero sí sabía lo que me pasaba. El clima de estos últimos días parecía estar en sintonía con el estado que transitaba. Me pesaba el alma y mi mente estaba densa arrastrando un séquito de mambos que me hacían tocar fondo. Cuando regresaba a la superficie había sol pero ese sol molesto que te quema ni bien te ve.  Era el mes constante de la densidad y de la levedad que a veces caía por su propio peso. Un peso insoportable. Me pesaba el alma porque eras un recuerdo lleno de ausencias que no era más que la nostalgia de seguir llevándote en ese rincón donde todo era vos y yo.

Convoy

Me prometí  mí misma que en algún momento te iba a dar esta carta, que está siendo escrita sin  ningún tipo de intención, supongo que es para desahogarme y porque, si tengo que ser sincera, se me hace muy fácil escribir sobre vos y sobre todos aquellos recuerdos que todavía, después de varios meses, me siguen invadiendo. Siempre se te hizo muy fácil hacerte querer aunque ni vos mismo te des cuenta de eso. Una vez escuché que hay personas que entran a tu vida sólo para enseñarte algo. Me alegra poder considerarte ese tipo de persona. Me enseñaste a entender que cada uno quiere como es, como le sale. Me enseñaste que no se quiere ni bien ni mal, que me querías con todo lo que eras aunque a veces me animaba a desconfiar de vos. Hasta te confieso que todos aquellos defectos que yo consideraba como tales no eran más que mi envidia por tu espontaneidad, y tu libertad que siempre tanto te identificó. Me enseñaste que los impulsos no son más que acciones de las que, probablemen...

Cromo

Tengo frío. No, no es ese frío que se anuncia y se hace sentir tres meses cada año, ni que se va poniéndote un sweater o una campera súper abrigada, ni ese que te eriza la piel. Este frío llega solo aunque no lo estés esperando y es inmune a los abrigos. Logra traspasar la piel y enfriarla. Y, como es tan egoísta, quiere enfriarte el alma, el cuerpo en su totalidad, la mente, la capacidad de sentir. Siempre relacioné el frío con quietud, neutralidad y con esa gama de colores magenta que tanto me gustan pero que pocas veces logran transmitirme algo. El frío es un halo de oscuridad, de sombra, de encierro que me deja paralizada. ¿O acaso tenés ganas de moverte cuando la temperatura cae? Cuando me preguntan cuál es la estación que más me gusta contesto "invierno" sin dudarlo porque la idea de salir como un oso de peluche me divierte. Pero este invierno que habita en mí me inmoviliza, me genera ese vacío lleno de muchos "algos" y baches helados pero que no pueden des...

Merlín

Cuando me dispongo a empezar a escribir esta entrada, y a tipear rápidamente, unas patitas saltarinas se hacen dueñas del teclado como si él supiera que va a ser el protagonista de este relato. Con casi 4 meses, consiguió que lo quieran toda su vida, y ni hablar que apenas comparto con él solo un escaso mes. Es más, algunas veces me gustaría que sea consciente de lo que es capaz de despertar con tan sólo acurrucarse a mi lado  y con un maullido. Siempre sostuve que su pelaje era la mejor forma de describirlo, Merlín es el Ying y el Yang, su pelaje blanco es la quietud que se apiada de él mientras duerme  y que me transmite a mí cuando lo observo en ese estado de incosciencia, cuando apoya sus patitas en mi cara y ni hablar cuando me observa con esos ojos del color del sol. El manto negro que lo recubre es su lado bullicioso, su hiperactividad, cuando me despierta a las 7 de la mañana para ganarse mi atención, hasta sus rasguños que ya son parte de mi piel y llevo con ...

Con la casa en orden

Su boca supo pronunciar y articular más de una vez un “te quiero” que siempre mutaba a un “te amo” acompañados de besos.  Sus brazos supieron abrazar, acariciar y contener. Sus palabras según él, siempre estaban en el tiempo y momento indicado, con la persona indicada. Quizá era por su condición de enamoradizo,  por su capacidad de despertar en el otro lo que él quería sentir y así sentirse satisfecho. Sí, así de egoísta, o también su estado de soledad lo arrastraba a eso. Nunca se permitió dudar de sus sentimientos aunque a veces se le complicaba tratar de descifrarlos, se preocupaba para que sean inalterables, para demostrar que él no era una víctima más del desencuentro ni de la histeria que más de una vez supieron apiadarse de las almas que solo aspiraban a querer y a dar amor. Se creía enamorado de aquellas señoritas que solía atraer, bañadas en vanidad que solo aspiraban a un poco de atención y exposición. Pero él  sólo estaba enamorado de enamorar.

A un desconocido

                                                                                                                                                        Buenos Aires, 14 de Julio de 2014 Querida alma desconocida:                      Desconocer tu identidad no me impidió escribirte esta carta. Es más, a veces creo que hablar en primera persona con alguien a quien no conocés es más fácil y entretenido que hablar con alguien que sabe todo sobre vos. ¿Nunca sentiste que tu presencia en esta vida, tus días, esos recuerdos que nunca más van a volver le pertene...

Gimme Shelter

Todavía recuerdo como ese cielo que pudo ser nuestro techo se oscurecía cada vez con más furia y como fui empapada por esa lluvia molesta que amenaza siempre al mes de octubre. La oscuridad y el clima variable también estuvieron presentes en mí en esa época donde era todo confusión, agonía e inundación. Por momentos estaba quieta, imparcial para luego convertirme en un ser invariable al que nada lo contenta. Vos me decías que eso era porque estaba buscando mi propio sol y mi propia calma. Nunca supe por qué dijiste esas palabras pero siempre fui muy ingenua como para desconfiar de vos. Qué fácil se te hacía domar corazones ajenos incluso a mí, a quien la calma no le parecía una prioridad. Con el pasar de la primavera, la lluvia cesó y también cesó la oscuridad de nuestro cielo. Mi clima interior tardó en aclarar y en cesar pero de ser una tormenta, mi vida se convirtió en un constante día de diciembre. Supiste convertirte en mi propio sol, en mi propia luz. Distante o cerca si...