Concientemente inconciente
Y abrí los ojos. Confundida, nerviosa y bastante
desorientada, con la respiración entrecortada.
No entendía nada sólo me importaba encontrar un reloj, quizá eso me
ayudaba a ubicarme. 3 de la mañana. Ahora sí. Estaba en mi cuarto,
despertándome de un sueño movilizador mientras parpadeaba para acostumbrar mis
ojos a la falta de luz. Aunque tenía que madrugar, la idea de dormirme me
perturbó ya que mi psiquis bastante histérica y ansiosa se hizo presente en mi
mente, necesitaba esforzarme y tratar de descubrir que había sido ese sueño.
Los minutos se hacen eternos y más a la madrugada. Se me hizo eterno pero ocupé
el tiempo tratando de recuperar de mi inconsciente esos recuerdos de ese sueño
olvidado. Me fije otra vez la hora. 4 de la mañana. “Ya fue mejor me voy a
dormir, quizá cuando menos piense por ahí en 4 días me acuerdo, mejor ni pienso
en eso”.
El ruido de la alarma fue todo lo que se escuchó, me
desperté y di un salto. Y otra vez caí. Traté de buscarme entre el sueño que no
pude recordar o los sueños, en plural porque nunca se sueña una cosa sola. Y
cuando menos me di cuenta estaba soñando. Despierta y con los párpados
extendidos pero soñando en fin. Soñando con ese sueño y quizá otros nuevos. Hay
algo en esa acción que me llena de vida, sintiendo. Sean esos que son ficciones
y terminan cuando te despertás o volvés a tierra o a la vida, me hace renacer y
analógicamente me hace despertar. Los sueños me mantienen despierta esos que son como
metas posibles pero a la vez imposibles pero que me llenan de esperanza y de
motivación, de adrenalina, me llenan de
ese espirítu inquieto que hace que me movilice para cumplirlo, sentir que vale
la pena.
“La posibilidad de realizar un sueño es lo que
hace que la vida sea interesante.” Leí en algún lugar. Exista esa posibilidad o
no soñar es interesante, la mera acción lo es. Lindo modo de vivir cuando
querés trasladarte al inconciente. O no. Porque con los ojos abiertos también
se puede soñar.
Comentarios
Publicar un comentario