Y acá estás

De algo estaba segura. Podía dudar, o incluso cambiar algunos aspectos de mi personalidad o pelear con ellos, pero sabía que mi intuición o la percepción que tenía era irrenunciable. Nunca supe si lo podía definir como una virtud. O como un rasgo de la personalidad. O atribuirlo al hecho de ser pisciana. Siempre estaba ahi. Tenía como un sexto sentido que me tocaba todos los rincones de mi cuerpo cuando algo iba a ocurrir. Se hacia sentir como si ya fuera propio. Como si ya hubiera pasado de forma silenciosa pero en realidad estaba por. Aunque después me saliera todo para el orto. Siempre antes de que las cosas empiecen sabía que iban a empezar. Con vos mi intuición se agudizaba bocha. En realidad ahora que lo pienso mientras lo escribo, quizás siempre fue un poco obra de mi mente. Siempre quiero que me pases. Entonces por eso ya te sentía mío aunque estuvieras lejos de serlo.  Sentía que era una obviedad, que teníamos que ser. Hoy. Mañana. No importa cuando. Me parecía una joda que te pensara tanto o que sentía que las cosas tenían que ser y que todo siga tan inmutable, líneal, todo tan nada. Hasta que el destino, Dios o quien sea me ponía una conspiración a mi favor para que deje de ser tan hinchapelotas y claro, yo feliz. Aunque después no me tuvieran tanto en cuenta. 

Mucha intuición al pedo. Tanto deseando con todas mis fuerzas para que seas, que parecía que al final el sexto sentido se me cagaba de risa en la cara. Seguramente te iba a poner adelante de mis ojos cuando yo ya estuviera en una dimensión paralela. Un castigo por ser tan pesada y por no dejarme llevar.

Igual no te preocupes, que en sueños sos mío hace rato. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El karma soy yo.

Estoy bien mal

Te llevo para que me lleves.