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Mostrando entradas de julio, 2013

Lo que se siente y no se ve.

Es como ponerle play a esa canción que te encanta de esa banda que amás aun más y automáticamente subirle el volumen, aunque el celular siempre te trata de cubrir y te sale con ese cartelito de advertencia sobre el volumen máximo permitido y blablablá. Es automático, le subís el volumen hasta el máximo y empezás a cantar, te dejás llevar por los acordes por la letra, por todo. Como si todo fuera un gran impulso. Te concentrás en la letra, tratás de sentirla y junto con ese sentimiento vienen los recuerdos quizá de personas, de lugares, de momentos, de sentimientos. Y a veces hasta pensás “solo esta banda me puede hacer esto” y hasta te colgás pensando como los empezaste a escuchar  y  te acordás cuando te preguntan el motivo de por qué tanta admiración y decís (ahora hablo en primera persona) “no sé, porque me gustan” “porque hay algo mío en ellos” y mas frases típicas que sentís la necesidad de responder cada vez que te preguntan algo así. “Porque tiene un no sé que, no sé tiene

(des)rutinar(te)

Lo cerró con fuerza, de forma victoriosa, como si estuviera alegre de haberlo cerrado "para siempre" pensó. Pero lo volvió a abrir con interés, como si nunca hubiese leído ese libro antes, como si recién hubiese ido a la librería y lo hubiese comprado. Y así miles de veces más aunque más de una vez juró que era "la última vez" aunque ni se lo creía. Le encantaba leer, vivía para eso. Toda situación la veía grata para tomar un libro y devorarlo, para concentrarse en esas páginas llenas de letras y de palabras, para dejarse llevar por esas historias de personajes lejanos, ajenos a su vida. Terminaba uno y seguía con otro, y así sucesivamente como un enorme ciclo que no se acababa nunca, cuando terminaba de leer uno decía "sí me gusto es lindo" y así con todos. Nadie sabía lo que en realidad quería decir "lindo" podía ser un "sí, está bueno pero normal, predecible" o podía ser un "digo que es lindo porque no dá decirle feo un libro, n

Sólo sé que algo sé.

No, lo mío no es ni un “carpe diem”, ni un “sólo se vive una vez” y sus variantes en 10 mil idiomas, ni ningún otro cliché existente de esos que se usan en todos lados hasta en las remeras. Tampoco es que estoy en contra de esa gente que los usa como “lemas de vida”, simplemente no es lo mío. Es como encasillarme bajo una forma, un tópico ya inventado. Como si me limitara y no me dejara ser como realmente soy. Como si mi yo tendría que depender de eso y me tendría que reducir a ese ideal ya pactado compartiéndolo con millones de personas que están bajo él quienes no se me asemejan ni se parecen en mí en lo más mínimo. ¿Cuál es el sentido? Tampoco puedo decir que nunca me sentí parte de ellos, ni que no me sentí identificada pero supe hacer de ellos mi mundo, y supe romper esos límites que buscan imponer para llevarlos a lo concreto, a mi personalidad, a mí. Supe crear mi propio lema de vida. Que no es más que vivir. 

Ni si, ni no. Ni blanco ni negro.

Comienza el juego. Los dos jugadores se enfrentan, uno es el vendedor y el otro el comprador. "Lo juego desde chico, es entretenido pero no es difícil eh, sólo no tenés que decir un par de palabras." "Es complicado, llego a un minuto y pierdo." El jugador 1 (vendedor) tenía el control del juego hasta que se da cuenta que ay! dijo las palabras taboo. Claro, él pensaba que solo el jugador 2 que era el comprador se podía equivocar. Y terminó el juego. Sí, yo también perdí cuando jugué. El que dijo que era fácil creo yo, que se equivocó. Y los que perdimos es porque claramente somos víctimas inevitables de los extremos.  Si te digo sí es porque estoy segurísima y no necesito dudar pero también la otra posibilidad es un no que al decirlo se entiende que es un no, de esos super negativos. O pienso demasiado y me enredo en pensamientos pero también puedo actuar espontáneamente, impulsivamente al mejor estilo "me chupa un huevo." Ah y también puedo estar años r

Historias de no- historias

Crucé la calle mientras mis ojos se clavaban firmemente en una nena que según mi parecer no tenía más de 5 años y quien iba acompañada de un hombre de unos treinta y pico. Los dos pares de ojos rasgados increíblemente idénticos y sus dos narices respingadas me afirmaban que eran padre e hija, bah me parecía que era lo más probable, por ahí era el tío, o el padrastro, o un amigo de la madre.  Yo trataba de apresurar mi paso porque quería conocer un poco más de ellos, bueno sí soy un poco chusma pero la curiosidad me mata cuando se trata de todos esos diálogos sueltos y personajes curiosos que habitan  la calle. Ah y también soy de esas que aman escuchar charlas ajenas en el bondi. Cuando estuve a no más de un metro de ellos, agudicé el oído. "- Pero mamá sí me dejó ir a la casa de Male, ¿por qué no me dejás ir? Dale no seas malo papá." Sí, acababa de afirmar mi sospecha, ese señor era el padre. Automáticamente saber más datos y más indicios me hizo querer armar mi propia hist