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Mostrando entradas de enero, 2019

say no more

Viniste a mi vida ya estando lejos. Siempre con un pie dentro de mi universo y otro adentro tuyo por si tenías que huir de mi y correr a lo seguro. Así te conocí. Roto. Aunque en el arte de disimular siempre fuiste un campeón y en el de alardear yo diría un semidios. Ahi estabas, lejos, roto y distante pero me gustaste igual. Me gustaste. Me quise morir en tus besos. Me desvivía pensando como desnudarte los pensamientos. Buscando la forma de que estes cerca. Buscando la forma de que estes del mismo lado de mi puerta. Igual pará. Se que lo sabías y que vos te desvivías por tenerme cerca, por darme los besos mas ricos del mundo. Pero mi presencia era como ponerte alcohol en la herida. En el momento te aliviaba, te sentías sanando pero ardía, y la idea de estar en llamas para curarte nunca fue lo tuyo. Decidiste quedarte así. Roto y con una herida de la puta madre. Así es como termine de perder la posibilidad de tenerte. Dando de baja la posibilidad de armarte de nuevo, de desnudarte de

Correte

Si me das a elegir prefiero una bala que me rompa todos los órganos del cuerpo y me deje tendida en la escena del crimen. Morir desangrada de dolor porque los giles del Same llegaron tarde como siempre. Entregarme a los brazos del grito agónico de la muerte y no entregarme a la rigidez de una cama de hospital ni ser testigo del llanto de mi vieja. Ni da Pelear para seguir en un mundo donde estoy mas muerta que viva. Padezco más la herida de un cortaplumas. Ese que te abre la piel. Pero apenas. Una superficialidad que te hace un surquito de sangre pero duele como la puta madre. Sangra de a ratitos y te arde como si te hubieses calcinado en un incendio. Porque puede cicatrizar hoy, mañana o pasado y si sos medio torpe se te abre un poquito más todos los días.  Las palabras que no se dicen son como el cortaplumas de la boca que las encierra. Te duele la sensación de lo que se dijo pero en realidad el silencio te empapó los oídos. Te arde y te revuelve el estomágo pero en realidad solo

Breve descripción de mi persona

Con la misma boca que te doy los besos mas ricos del mundo, puedo pronunciar las palabras mas groseras para que te vayas de mi. Y lo peor es que en el momento me jacto de ser la campeona de mi vida y después me quiero comer los nudillos. Por eso soy impulsiva. Pero estoy lejos de sentirme una capa por eso. Doy rienda suelta a mis mambos para después ir corriendo a pedir perdón como un cachorro asustado porque si algo no tengo es orgullo. Pongo play y rebobino mi vida cuantas veces quiera sin avengorzarme. Pedir perdón no me asusta, al contrario soy una fanatica empedernida de disculparme incluso cuando se que eso es tarea ajena.  Soy apegada. Demasiado. No se si mi mamá fallo en mi crianza o fallé yo misma. Le tengo fobia a dos cosas: a la muerte en todas sus variantes y a perder vínculos. Me rompo la cabeza contra la pared 2400 veces antes que aceptar que alguien se fue de mi vida y a veces para no volver más. Parecería que la soledad me da miedo cuando en realidad es mi terapia pe

Obsolescencia programada

Se ve que tenés un talento natural para llenarte la boca de miedos que no afrontás, de deseos que nunca cumplís, de palabras que nunca decís. Y lo peor es que a veces se me da por creerte. Casi. Pero después me doy cuenta que nunca podría creerte porque no te la crees ni vos mismo. Enterraste tan profunda la mentira que te metiste en el disfraz y ahora te cuesta salir. Te divierte escupir palabras de más que no dicen nada. Sólo se dibuja la palabra “cagón” en el aire. Te esmeras en disimular la fobia a que te quieran de verdad, aunque lo único que gritas en silencio es que te quieran bien y que te desnuden el caparazón. Pero no te voy a ayudar a que te encuentres y escupas ese miedo de mierda que tenés. Me querés hacer complice de tu cobardía cuando lo que menos soy es cobarde. Y por favor no me pidas que te entienda, ni que comprenda tus fantasmas del pasado que tanto mal te hicieron. Porque eso no es excusa. Las únicas excusas que existen son las que tramás con tanto ingenio solo pa

Génesis

Y me costó entender que el que rompe una vez, rompe dos veces. Que el que disfruta de endulzarte el alma con retrucos mentales, se vuelve un fanático de su propia medicina. Que el que te desarma, te vuelve a armar pero a veces solo para verte roto de vuelta. Que el que se aleja, siempre vuelve. Pero volver con otro disfraz ya no es volver. Es querer que vos lo veas volver aunque ya esté muy lejos.  Y me costó entender que esperar que el otro cambie, es una forma cobarde de no ser. De convertirse en la marioneta del Diablo. De dar rienda suelta de tu universo personal, al mundo de lo hostil.  Y me costó entender que en realidad el afuera nunca cambia.  Cambia uno siempre.