Breve descripción de mi persona

Con la misma boca que te doy los besos mas ricos del mundo, puedo pronunciar las palabras mas groseras para que te vayas de mi. Y lo peor es que en el momento me jacto de ser la campeona de mi vida y después me quiero comer los nudillos. Por eso soy impulsiva. Pero estoy lejos de sentirme una capa por eso. Doy rienda suelta a mis mambos para después ir corriendo a pedir perdón como un cachorro asustado porque si algo no tengo es orgullo. Pongo play y rebobino mi vida cuantas veces quiera sin avengorzarme. Pedir perdón no me asusta, al contrario soy una fanatica empedernida de disculparme incluso cuando se que eso es tarea ajena. 
Soy apegada. Demasiado. No se si mi mamá fallo en mi crianza o fallé yo misma. Le tengo fobia a dos cosas: a la muerte en todas sus variantes y a perder vínculos. Me rompo la cabeza contra la pared 2400 veces antes que aceptar que alguien se fue de mi vida y a veces para no volver más. Parecería que la soledad me da miedo cuando en realidad es mi terapia personal. Porque se que rompo la burbuja y alguien va a estar ahi. Pero cuando se va, pf sonamos. 
No tengo hobbies. Ni tampoco soy buena haciendo algo en particular. Quiero aprender a tocar la guitarra. Pero lo quiero ya. Los procesos me aburren, me parecen tediosos.
No me preguntes cuantas veces arranque y deje. Sino soy Slash la primera clase, para mí no sirve. La ansiedad, mi asesina, mi droga personal, que viene a seducirme y a convencerme que todo tiene que ser en el ya y sino, no sirve. La que me hace encapricharme con personas, cosas, lugares. La que me entretiene cuando la vida sigue corriendo pero yo me mantengo inmóvil. 

Todavía no se si creo en Dios. En qué Dios. En cuantos. Pero con convicción te digo que en la Iglesia no. No me permito no tener un discurso formado sobre la fe. En casa, los domingos eran de misa. Pero en ese lugar nunca fui yo, y esas cosas no me las perdono. Investigué, leí sobre Dioses, religiones, cultos, estilos de vida porque necesito que mi confusa opinión encaje con los cánones ya establecidos. Decir que creo en algo y no saber en qué, me altera el orden pre establecido sobre mi propia persona.

Los deslices son mis mejores amigos. Quien no desatina no vive, no sueña. Me mando mil y una cagadas porque me gusta sentirme arder. Me gusta sentirme herida. Me gusta sentir que mientras vivo, me desarmo en mil pedazos pero después renazco de las cenizas como el mismísimo Ave Fenix. Me gusta destruir y destruirme para asegurarme que estoy acá. Me gusta contar las colillas de los cigarrillos para ser consciente de mi propio masoquismo. 

Me desvivo por necedades y a lo que incomoda de verdad nunca le cedo mis lágrimas. Siempre desencajada. Siempre de cabeza al mundo. Siempre buscando soluciones a lo efímero. A las tonteras. A lo que nunca tiene solución porque se desvanece en cuestión de milésimas. Lo que le preocupa a todo el mundo, a mí nunca me quita el sueño. Y lo que me da mas vergüenza es que no es intencional. Buscando problemas donde no los hay y cuando los hay, no enfrentarlos. Deporte Nacional.

Me gustaría saber mentir. Me gustaría manipular mejor las palabras. Me gustaría que me guste ser un poco menos sincera por lo menos para protegerme o quedar bien. Pero no me sale. Tengo conectada la lengua al cerebro a la velocidad de la luz. No pienso antes de hablar ni me esmero en adornar lo que digo. Parecería que no me importa el prejuicio ajeno pero eso sería mentir y en serio, no me sale. Me importa demasiado por jactarme de la forma en la que me comporto. Nuevamente desencajada. 

Miedo nunca tengo. Y vergüenza tampoco. Hacerse cargo me cuesta pero lo hago. Siempre blanco o siempre negro. Los medios me ponen los pelos de punta. Tengo mas demonios que ángeles pero por suerte saben disfrazarse bien. Porque para ser de a ratos, prefiero no ser nunca. 






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