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Mostrando entradas de junio, 2014

Uno y uno

- ¿Nunca pensaste que en algún momento te vas a morir?  Su pregunta me sorprendió pero no me dejó perpleja. Lo miré a los ojos a punto de hablar pero me perdí pensando en formular una respuesta. Tenía la mirada perdida como si la pregunta que me hizo se la hubiese hecho a si mismo y no supiera responder. -Sí, lo pensé alguna vez.  Pude contestar, pero mi respuesta no justificaba todo lo que había pensando. La muerte... esa palabra que lleva a pensar que es un lugar, o la representación de un grito ahogado, o que la muerte es el verdadero comienzo de la vida.  Siempre sostuve que tener la muerte asegurada e inevitable hacía pensar a las personas que debían hacer todo lo que querían sin desperdiciar ni un minuto, aprovechar cuanta oportunidad se les presente y eso, de alguna forma alargaba la vida. Siempre fue una excusa para hacer las cosas a tiempo y poder llegar a ejecutar alguna meta o plan sin que sea solo una idea mental.  -Lamentablemente, la muerte nos justifica la vida. Pero

Me duele sentir.

Me duele sentir. Me produce malestar, me hace sentir incómoda. También me entristece porque me acuerdo de esa época en la que un simple impulso me despertaba por dentro y me producía "algo". Así de indefinido, porque a veces ese "algo" era un llanto, a veces era una risa, a veces era angustia y hasta un poco de vacilación. Sí, me traía mas tristezas que alegrías pero me supo llenar. Me duele sentir porque ya no te siento más, porque ya no me traes ni alegrías ni tristezas, porque ya no me sale llenarme de vos.

Sideral

No tener batería en el celular para escuchar música cuando estoy en el bondi me obliga, por suerte, a despegar los ojos de la pantalla y mirar como las calles son dejadas atrás por la velocidad del transporte. Esto también me obliga a intentar seguir con mis ojos las líneas blancas del asfalto aunque nunca lo logro. No importa, es divertido igual.  Cuando eso deja de ser divertido, trato de cambiar mi forma de ver esos barrios que se me acercan y esas calles que voy atravesando, las miro con otros ojos. Con ojos curiosos y hasta te diría con ojos orgullosos, de verdad que amo Buenos Aires, tanto que amo hacer vida de turista a cada paso que doy. No sé, me considero una observadora y una aspiradora de todo. Hasta lo dejo registrado en esas fotos bien turísticas que más de una vez son males obligados. Sí, me quedo mirando y fotografiando los murales o esos grafittis que, según muchos, "no tienen nada de especial" y "los pintó gente que no tenía nada que hacer". A mí