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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Bariloche Dos Mil Trece

Nunca fui consciente de lo que en realidad eso significaba, perdí la cuenta la cantidad de veces que me dijeron "Disfrutalo", "Se te pasa volando, ni te das cuenta." Hoy a dos días de haber vuelto de la mejor semana de mi vida, puedo afirmar que esos consejos y palabras que hace algún tiempo subestimé, son totalmente certeras. Sonará trilladísimo pero juro que fue ayer cuando estaba de acá para allá corriendo para armar la valija, para estar pendiente de los últimos detalles que me faltaban para ir hasta la puerta de mi colegio y esperar ese colectivo que me iba a llevar a ese destino que esperé desde que estaba en primer año. San Carlos de Bariloche es como te la pintan, te re contra cagás de frío y como máximo llevás dos camperitas en la valija porque salís como en Buenos Aires, con tu banda alimentados por la inagotable energía del coordinador, empiezan a corear cantos cuando se cruzan con egresados de otras empresas, te quieren vender fotos con todo perro San

Espejo

Me perdí en ese intento de descubrir por qué se demuestra odio y rechazo en eso que se ama. Por qué dos sentimientos tan abismales y analógicos iban a compartir un mismo principio, un mismo objeto. Por algo natural se los ubica distantes uno del otro, como opuestos, como independientes, como paralelos. El amor es más allá de un beso, de una caricia, de un abrazo, de estar cuerpo con cuerpo, es más allá de un corazón rojo dibujado en el extremo de la hoja, de un “te amo” lleno de clichés. Esas son las imágenes del amor bajadas a lo terrenal, a lo que se quiere experimentar de él. Porque es así, uno escucha amor y una nube de enamoramiento sea a lo que sea, se hace sentir en el cuerpo. Mientras el amor en sí, el amor abstracto viaja por el tiempo para ser conocido por lo que realmente es, para que se conozca que el amor rojo o rosa a veces tiene un negro en su interior. El amor puede ser odio, y el odio puede ser amor. Nada los separa ni los diferencia, sólo el delgado sentimien

Un Desequilibrio muy equilibrado y su otra cara.

La cuerda estaba tensa, como si estuviese recién usada. Esta vez no me caí, ni me golpeé ni me ensucie con pasto, me baje yo sola y apoyé con fuerza los pies en el piso para afirmar lo irritante que me hacía sentir seguir intentado algo imposible. Necesitaba la espera del otro lado, o alguien que emergiera su peso sobre la soga así podía afirmar mejor mis zapatillas en ese hilo frágil y casi invisible. Necesitaba una mano, una palabra, una sonrisa de aliento. Todo encajaba con vos y con tu nombre, porque eras el único que podías lograr ese equilibrio y ese peso que necesitaba. No solo por mí, sino por vos que también te resignabas en esa cuerda que nos traicionaba a los dos, que nos hacía caer. Pero subía primero yo, y después vos.  La idea de subirnos los dos juntos nos daba terror a golpearnos más fuerte que cuando estaba yo sola o vos solo. Te invito a mi cuerda floja que necesita de tu firmeza para resistir, de tus pasos para que se acerquen a los míos y así probar esa victo

S e p t i e m b r e

Naturalmente uno ansía, porque esa es la esencia del ser humano. Ansiar, querer, esos verbos que transforman un sentimiento en una ansiedad que no puede ser reprimida. Y cuando esa ansiedad se manifiesta te esmerás para que todo salga perfecto sin que se te escape nada de las manos. Hasta incluso mantenés latente esas sensaciones que querés vivir por primera vez o vivir nuevamente pero de manera diferente. Eso sentí hace unos días atrás cuando taché los últimos días del mes e inconscientemente me dí cuenta que empezábamos el noveno mes del año. Ese mes que yo ansiaba y quería que se haga notar en mí, en el aire, en las personas. Quería prender el celular y que diga “Primero de Septiembre del 2013” en la pantalla. Ni yo encuentro las palabras para describir como toda esa luz, esa claridad, esa positividad e incluso esa brisa calurosa, se va colando por la vida misma. Todas las personas se auto convencen para dejar las preocupaciones que los alarmaban y para cambiar el semblante t

Un desequilibrio muy equilibrado

Dos extensiones naturales que van partiendo de un punto para llegar al otro lado, casi sin ningún soporte más que una superficie que no es del todo una superficie, ya que es solo un hilo que permite apoyar en ella solo una mínima parte de la zapatilla, acompañadas por una exagerada concentración y una descarga acelerada de adrenalina. Sinceramente siempre envidié a los equilibristas y a los demás artistas que trabajan en un circo. Creo que además de nacer con un don envidiable, nacieron sobrecargados de paciencia que renace y crece con el paso del tiempo. Infinita cantidad de veces lo intenté y me caí antes de empezar, nunca pude experimentar esa sensación de seguridad y equilibrio a lo largo de todo el recorrido, nunca pude terminar y bajar con un paso firme como sinónimo de triunfo. O quizá incluso empecé, llegué hasta la mitad y me caí, cegada por la desilusión y confiada en que lo iba a lograr. Pero cada caída, cada golpe, cada mancha de pasto en mi mano me permitió recordar