Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018

Hoy tampoco

   Todos los viernes la misma historia. Pensar en el Viernes. Esperar el Viernes. Rogar que llegue. Aunque sea recién Lunes. O Miércoles. Los días intermedios siempre fueron un obstáculo a mi ansiedad. A esa ansiedad que se hacía más grande cuando llegaba el día estrella. Porque los Viernes eran un: " ¿y si sí?" "¿Y si era el día?" "¿Y si era el comienzo de algo grande? "'Y si al llegar a mi casa ya no solo volvía con tragos de más en vano?" Esos tragos que tomás después de las 4 am innecesarios, pero necesarios para sentirte en "esa" y que te impulsan a mandarte cagadas que te dan una excusa para volver riéndote a tu casa.    El viernes se convirtió en la razón de mis triunfos, y en la razón de mis noches de mierda. No importa si había tenido problemas en el trabajo, para mí el viernes a la noche iba a conocer al Chino Darín y me iba a llevar a vivir a España. (Lo conocí posta pero no me llevó a España. Bajón). Viviría eternament

Ni te gastes

    En mi familia siempre fue habitual obsequiar agendas cuando cambia el año (Bah digamos ese número prefijado por la Iglesia católica para marcar el nacimiento de Jesús). En fin, cada uno recibe ese presente. La encargada siempre fue mi mamá, quien con paciencia aborda las librerías los últimos días del caluroso diciembre. Librerías atestadas de gente que, como ella van a comprar calendarios, almanaques, y demás métodos de organización. Mamá me conoce a mí, y a toda mi familia. Nos conoce muy bien. A Pilar, de 92 años le regala una agenda más bien seria, monótona, de colores neutros, esas que solamente tienen el día que le corresponde a cada trazo de hoja cuidadosamente abrochada y sus franjas horarias. Mi madre se auto regala alguna con espiral, quizás con tapa blanda. Ni muy ni tan. Y a mí que tengo dos décadas vividas y dos palitos, alguna de esas agendas de tapa dura, con anillado. Con colores, información acá, allá, un emoji al lado del título (Sí, creeme que tienen título). So