Entradas

Mostrando entradas de julio, 2014

Con la casa en orden

Su boca supo pronunciar y articular más de una vez un “te quiero” que siempre mutaba a un “te amo” acompañados de besos.  Sus brazos supieron abrazar, acariciar y contener. Sus palabras según él, siempre estaban en el tiempo y momento indicado, con la persona indicada. Quizá era por su condición de enamoradizo,  por su capacidad de despertar en el otro lo que él quería sentir y así sentirse satisfecho. Sí, así de egoísta, o también su estado de soledad lo arrastraba a eso. Nunca se permitió dudar de sus sentimientos aunque a veces se le complicaba tratar de descifrarlos, se preocupaba para que sean inalterables, para demostrar que él no era una víctima más del desencuentro ni de la histeria que más de una vez supieron apiadarse de las almas que solo aspiraban a querer y a dar amor. Se creía enamorado de aquellas señoritas que solía atraer, bañadas en vanidad que solo aspiraban a un poco de atención y exposición. Pero él  sólo estaba enamorado de enamorar.

A un desconocido

                                                                                                                                                        Buenos Aires, 14 de Julio de 2014 Querida alma desconocida:                      Desconocer tu identidad no me impidió escribirte esta carta. Es más, a veces creo que hablar en primera persona con alguien a quien no conocés es más fácil y entretenido que hablar con alguien que sabe todo sobre vos. ¿Nunca sentiste que tu presencia en esta vida, tus días, esos recuerdos que nunca más van a volver le pertenecen a alguien más? ¿Que todo aquello que fuiste viviendo sólo fue tuyo en ese instante que la vida o Dios (si creés) te lo puso adelante? ¿Que ese abrazo que diste o ese viaje que hiciste hace ya tiempo se desprenden de vos y se van perdiendo a lo lejos y otro alguien los posee? Siempre le tuve miedo al pasado: tiene esa habilidad de confundirte, de hacerte dudar entre aquello que sí pasó y entre lo que te hubiese gustado que fue

Gimme Shelter

Todavía recuerdo como ese cielo que pudo ser nuestro techo se oscurecía cada vez con más furia y como fui empapada por esa lluvia molesta que amenaza siempre al mes de octubre. La oscuridad y el clima variable también estuvieron presentes en mí en esa época donde era todo confusión, agonía e inundación. Por momentos estaba quieta, imparcial para luego convertirme en un ser invariable al que nada lo contenta. Vos me decías que eso era porque estaba buscando mi propio sol y mi propia calma. Nunca supe por qué dijiste esas palabras pero siempre fui muy ingenua como para desconfiar de vos. Qué fácil se te hacía domar corazones ajenos incluso a mí, a quien la calma no le parecía una prioridad. Con el pasar de la primavera, la lluvia cesó y también cesó la oscuridad de nuestro cielo. Mi clima interior tardó en aclarar y en cesar pero de ser una tormenta, mi vida se convirtió en un constante día de diciembre. Supiste convertirte en mi propio sol, en mi propia luz. Distante o cerca si