Génesis
Y me costó entender que el que rompe una vez, rompe dos veces. Que el que disfruta de endulzarte el alma con retrucos mentales, se vuelve un fanático de su propia medicina. Que el que te desarma, te vuelve a armar pero a veces solo para verte roto de vuelta. Que el que se aleja, siempre vuelve. Pero volver con otro disfraz ya no es volver. Es querer que vos lo veas volver aunque ya esté muy lejos.
Y me costó entender que esperar que el otro cambie, es una forma cobarde de no ser. De convertirse en la marioneta del Diablo. De dar rienda suelta de tu universo personal, al mundo de lo hostil.
Y me costó entender que en realidad el afuera nunca cambia.
Cambia uno siempre.
Cambia uno siempre.
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