Muerte anunciada

Resulta que al final caí en tu propia campaña política. Caí en tu propio circo mediático para captar un par de corazones hambrientos y desesperados. Deposité en esa urna un par de ilusiones y me quedé con las dudas. Dudas que en realidad eran certezas para el que no quiere ver ni escuchar, para el que en realidad necesita que le endulcen los oídos un poquito para terminar de saltar. 

Ahí estabas mintiéndome en la cara y cagandote de risa detrás de la careta más tierna que podrías llegar a lucir. Pero en realidad no caí sola, me dejé caer. Me dejé caer en mentiras anunciadas que yo misma decidí comprar, porque a veces creer es mas simple que cuestionar. Nunca pude ni quise cuestionarte. Me aturdí pensando en posibilidades que sabía que nunca pasarían solamente por no desconfiar de tu mala fe, al final la que siempre tuviste. Siempre siendo tan gila, haciéndome cargo de tus promesas vencidas y vos ahí viendo como te apiadabas de mi, una simple mortal que te dio en un voto todo lo que no tuvo huevos de asumir. Te di mi voto y ganaste. Pero no te culpo. Terminaste siendo un producto cool marketinero del que todos se atreven a sospechar y a despreciar pero aun así  terminan enceguecidos con tu arte de engañar un par de utopías muertas. Y acá estoy pagando las consecuencias de haber sido la acróbata que necesito tu circo de pura berreteada emocional, pero igual no te culpo porque 
fui 
yo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El karma soy yo.

Estoy bien mal

Te llevo para que me lleves.